Una mirada a las personas.
¿Por qué nunca llegamos a entendernos? Definir el carácter, en el sentido del sello privativo que nos define como un ser peculiar que lo distingue del resto, es un misterio para mi. La pregunta que hago al principio, creo que seria difícil encontrarle una respuesta acertada ¿que poseo para afirmar que no soy igual al otro? Si una persona, por ejemplo, que se pasa todo el tiempo dedicado a la lectura y a la vida en el hogar, al tener un trato con el, podríamos pensar que se aleja mucho de tener cualquier parecido en el carácter o en la esencia de mi ser con el suyo. Un servidor es mas hedonista que intelectual o espiritual, pero, si lo pensamos bien, la persona que su fin en la vida es el placer o el conocimiento, solo se distingue del otro en las costumbres. Cada uno nace con capacidad, energía o carácter distinto, sin embargo, son las costumbres las que nos clasifican en estereotipos, yo se que mi espíritu se ha alimentado de otras circunstancias que no pueden igualarse con las de otro. Claro que, ver las diferencias de unos y otros por el comportamiento seria un cuestión social, la pregunta inicial mas profunda a derivado a algo tan superficial como es el mundo del comportamiento humano. La prueba de esto, la diferencia superficial de unos y otros, se experimenta cambiando de costumbres, es decir, cambiar tus propios intereses, pasatiempos y conversaciones. Todos deberíamos de creer en la igualdad de todo lo que vive, la diferencia yo la veo en las circunstancias de cada uno, porque, todos sentimos lo mismo en un momento circunstancial. El odio, la ira, el amor, la amistad, la alegría, la tristeza, la codicia... El mismo principio, nacer, el mismo final, morir.
2 comentarios
Luiso -
desperdicio de oxígeno -
Creo que lo que nos define no son nuestros hábitos, sino, más bien, que estos hábitos son consecuencia de una determinada actitud: la lectura y el estudio del intelectual revelan una sed de conocimiento, las ganas de juerga del hedonista la búsqueda del placer (claro que no son ambiciones incompatibles: se puede disfrutar aprendiendo, contrariamente a lo que muchos piensan). Por supuesto, somos quienes somos en función de ciertas circunstancias, pero ante una misma situación nos posicionamos de las más variadas formas, tomamos elecciones distintas, y estas decisiones obedecen a unas determinadas ideas, consecuencia por un lado de nuestro temperamento y por otro del carácter que nos hemos forjado.
Incluso al experimentar alegría, tristeza, o cualquier otro sentimiento común a todo ser humano, cada persona lo hace con un matiz especial y único, y es esto lo que nos diferencia. Sin embargo, ¿cómo definirnos si nos hallamos en continua evolución, si cada estímulo nos afecta y cambia? La respuesta es distitna en cada momento de nuestras vidas, y nunca completa, lo cual nos empuja a replantearnos la pregunta una y otra vez, manteniéndonos esta paradoja, esta meta imposible, siempre en el camino.