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Exegesis de la vida.

No perdiste la fe

Paso a paso, marcha por una carretera que une algún pueblo con otro, contemplando los extensos campos y las altas montañas. Arriba, fluyendo en el cielo, esta el sol de las ideas y las nubes que salen del cuarto donde dios se fuma un porro divino. Abajo, los girasoles encorvados sin alimento vital. Continúa su marcha, sin saber a donde pero esperando algo sin saber el que. Divisa un cartel a lo lejos. Una flecha hacia la derecha le indica un camino. Se desvía de la carretera y empieza a caminar por donde le indica el cartel. Hasta que empieza a ver una extensa playa. En esa costa sin nombre y pérdida en el tiempo y el mapa, decide quedarse acostado junto a la orilla de este mar sintáctico, el personaje numero uno de esta historia. No se ha dado cuenta hasta acostarse en la arena que de su cuello cuelga una etiqueta con unas siglas dibujadas, N.P.L.F.“¿N.P.L.F.? ¿Que cojones significa? A lo lejos, ve un punto negro que empieza a adquirir la figura de otro personaje. Mira expectante como se va acercando, asombrado por no ser el único que esta en aquel lugar tan escondido. El personaje recién llegado se acerca al personaje numero uno que esta acostado en la arena y le dice:

 

- Hola

- Hola –saluda el personaje numero uno.  

- Este sitio es un paraíso ¿eh?

- Desde luego, se esta aquí mejor que en la puta ciudad –contesta el personaje numero uno.

- Ya veo que tienes el colgante. Me alegro por ti. – le dijo feliz.

-  Pues, veras, no tengo ni idea de que puede significar las siglas que hay dibujadas, ¿Tu lo sabes?

-  Si, yo tengo un colgante igual con las mismas siglas.

- ¡Dímelo joder! Quiero saber que significan. Veras, hace tiempo que salí de la ciudad y escape de la vida que llevaba, agobiado por flagelantes preocupaciones y muchas preguntas, hasta los huevos de la gente y todo eso.  He caminado durante mucho tiempo por la carretera sin esperar nada, sin tener nada, y ahora me encuentro con este enigma.  

- Te diré lo que significa porque también yo, hace tiempo, vine aquí como tu guiado por la incertidumbre, y aun sigo viniendo.

- ¿Si?- dijo el personaje numero uno.

- Si. La primera vez que vine aquí, el mundo era mi enemigo, la noche mi aliada y las drogas mi única oración, aunque, todavía sigo rezando a menudo. Cuando no tenía el colgante “N.P.L.F.”, la soledad caía en mi espalda como un gigantesco iceberg que no se derretía ni en verano. Tenia las mismas ganas que tu de mandar todo y todos a tomar por culo. El dolor me pegaba en la cara en cada combate de la vida y me tumbaba.

- Se lo que me dices. Entonces, escapaste de aquella aura toxica y llegaste aquí y te encontraste con el mismo colgante que yo llevo con las siglas “N.P.L.F.”, ¿no?- interrumpió el personaje numero uno.

- Si. Intento decirte que me quede junto a este mar sintáctico, durante un tiempo, y  mire mis penas. Llegue a la puta ciudad para que me comiera el miembro viril, y la vida quedo sosegada durante un tiempo. Ya se el camino para llegar aquí, así que a menudo vengo y me relajo, escucho las olas de este mar sintáctico y me voy otra vez a la puta ciudad con menos penas. ¿Entiendes lo que te digo?

- Creo que si. Solo puedo saber el significado de las siglas de mi colgante, "N.P.L.F.", mirando el titulo de esta historia, ¿no? -contesto el personaje numero uno.  

Recomendaciones para librarte de ti mismo

Redacta lo que a mi juicio o valoración significativa propia, podría ayudarte como a mí, a evacuar los condicionantes que nos rodean, ya sean sociales, culturales, familiares, personales, etc. Escribe sobre la típica historia de un hombre sediento de olvido que acude, a la enfermería de un vaso lleno de whisky de frustración, y ahoga sus penas yendo al pasado. Puedes narrar las noches de fiesta, en las que el tiempo colgaba de una soga asfixiándote, recordándote que lo bueno se esfuma con el primer tornado de tristeza, hasta que llegue la próxima fiesta del alma. Escribe tu vida presente pero disfrázala con una historia que pueda entretener. Si tienes paciencia, habilidad y eres responsable con el oficio de las letras, se puede crear una novela del tipo que sea, una salida imaginativa que acude a ti para socorrerte por un tiempo breve del día a día, un mundo de sucesos fingidos, creando la identidad de un nuevo yo, mas interesante que el yo real. Escribe un poema, mirando de noche la luna, escuchando el silencio, describiendo eternamente que es el amor, la soledad o una inquietante sensación de misterio interior que con mejor o peor precisión, atinas con la bala al corazón de lo indescriptible. Puedes recurrir a estas carreteras y muchas otras cuando quieras salir del sitio que sea. Hay muchas filosofías establecidas o redactadas en un sistema de pensamiento, cuyos métodos de llegar al conocimiento de lo que nos rodea, de una manera u otra, las hemos añadido a nuestra manera de pensar. Podemos adoptar cualquier tipo de filosofía, dependiendo de la propia definición de la palabra, ya sea entendida como la comprende el pensador antiguo o la vecina o el intelectual. De una manera u otra, se ha filtrado en nuestra mente como un espía y nos ha dado una nueva forma de ver el mundo y a nosotros mismos. En definitiva, puedes aplicar la racionalidad a lo que puede ser de otra manera, siendo nosotros los responsables de esa cosa, su agente productor, bien creando una realidad o modificando la existente.      

¿Qué es, en realidad, el hombre?

Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración.


Viktor E.Frankl

Juan sin miedo

Todo el día tirado en el sofá, pensando; “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Cogió las llaves de su casa, su paquete de cigarrillos, y su cartera con apenas unas monedillas cuya única y sagrada función, es pagar su intoxicación en el bar de abajo. Que podía esperar de la vida, nada, el merito en la vida de un hombre lo construye uno mismo o no hacer nada y dejar las cosas tal y como están. Sabía que en el bar de abajo, tocaría un grupo de Jazz, llamado “Moho Light”, ya tenía una excusa para beber y olvidar. Salió de su apartamento y entró en el ascensor. Dentro estaba su vecina, una chica joven de delicadas curvas, guapa, con ojos claros y cabello oscuro. De ella sabe que vive en el piso de arriba y que vive sola, y que le gusta el Jazz, casi todas las noches entra por la ventana de su dormitorio, el sonido de trompetas y pianos arrastrado por el viento. El es una persona solitaria, tímida, acostumbrado a vivir en ríos de tinta. Tenia que reunir valor para poder hablar con ella. Le lanzaba señales para romper el incomodo silencio, como quedarse mirándola fijamente mientras la mirada de ella se perdía en el infinito. Se abrieron sus labios y ella tuvo que esforzarse por entender aquellas palabras casi imperceptibles;

 

-Hola, me llamo Juan, vivo en el piso de abajo.

-Hola, yo soy Ángela.

El silencio se eternizo y no hubo una agradable conversación con largas frases.

 

-Mmmmm, queee siiii te apetece esta noche ir aaa...que si no tienes nada que hacer o si te vas a quedar en tu…..-se dio cuenta que estaba dando demasiados rodeos.

-¿Qué?- pregunto ella impaciente.

-Esta noche toca un grupo de Jazz en el bar de abajo, yo iba a tomarme unas cervezas, ¿te apetece?

-Pues…no se... bueno, vale. Espera abajo porque tengo que subir a cambiarme y coger dinero.

-Vale, yo te invitaría a tomar algo pero no tengo mucho dinero.

-No te preocupes. Ahora en unos minutos bajo. ¿Vale?

-Vale. Nos vemos ahí. Adiós.

 

Le dio tiempo para enchufarse un cigarro y terminarlo, se saco otro y se lo enchufó y otro y otro. Cuando ella llegó, caminaron  hacia el bar. El lugar estaba lleno de gente. Entraron como pudieron, soportando codazos y pisotones, respirando una gran nube gris, sintiendo el calor del bullicio. Ambos, se fusionaron con el ambiente, compartiendo durante el tiempo de la actuación, su existencia con la masa y divorciándose de la soledad. El ruido no facilitaba la conversación, y por lo tanto, el acercamiento entre almas, pero, no fue motivo para distanciarse. Existía una curiosidad, un misterio latente en sus miradas que los fusionaba, un abrazo que la distancia no rompe. De su corazón salieron alas, su cuerpo, en un bar cutre escuchando música de jazz, y su alma, volando con la magia del momento. Lleno de fuerza, el agarró su mano con energía, y ella le respondió juntando su cuerpo con el suyo. Juntando mitades de un todo. El grupo terminó de tocar todo su repertorio de canciones. Salieron a la calle. Estaban incómodos en la calle, la noche era gélida, al igual que sus vidas antes de haberse cruzado en el ascensor. Ambos deseaban acariciarse desnudos, conocer los misterios del otro, sus secretos, profundizar…El ascensor paró en el cero. Juan despertó de un pensamiento idealizado a la realidad. El silencio siguió eterno hasta la ultima planta. No habían mantenido una conversación. La creación de nuevos caminos es fruto de la actitud de un hombre, de su lucha diaria, de su aprendizaje interior, y Juan, se fue hacia el bar de enfrente solo, como tantas otras veces.

El mundo Datura Inoxia

“Estoy hasta los huevos de estar sentado perdiendo el tiempo sin escribir nada. Aburrido de no escribir algo interesante que merezca ser fundido en papel.”

 

Estos pensamientos, fluctuaban en la mente de Jam. Decidido a dejar a un lado su maquina de escribir, sacó de una caja de zapatos, una seta alucinógena que había comprado días antes a un camello. La seta se llama Datura Inoxia. Guiado por los efectos psicotrópicos y alucinógenos, según pensaba Jam, podría escribir sin prestarle atención, a su conciencia cotidiana, subyugada por la monótona realidad de sus sentidos. Jam, se tragó todos los pedazos de la seta de golpe. Estaba nervioso porque no había probado otra droga, salvo los porros, mezclada con el mar sintáctico. Jam, sentado en su sofá abrigado por la oscuridad, mirando fijamente el cielo teñido de luminosos puntos, esperaba la señal de entrada a un mundo surrealista, la señal de un nuevo conocimiento sobre si mismo y sobre lo que le rodea. Ese mundo del que había leído en los libros de Carlos Castaneda, Jodorowsky, Antonio Escohotado, etc.  Los primeros efectos de la seta en su cuerpo, los sintió en su cara, paulatinamente, iba perdiendo la sensibilidad en su rostro, notaba como su contorno gestual iba adquiriendo otro matiz. Caían gotas de sudor por su frente. Su cuerpo flotaba en el espacio. El veía como las nubes y la luna y las estrellas se movían repitiendo el mismo movimiento, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha, de izquierda a derecha, continuamente. Relajado, dejándose llevar por su intoxicada sensación, agarro su maquina de escribir, y empezó a teclear, convirtiéndose en el hilo conductor, de una realidad disipada por el surrealismo de un nuevo mundo sensitivo, relatando la información que recibía de sus sentidos.

   

MIranDO DesDe DAtuRA, PoR Jam;

 

Hace un rato, he ingerido un gramo, más o menos, de Datura Inoxia, una seta que usaban los indios mejicanos, los chamanes, antes de adentrarse en el desierto y fundirse con el cosmos. Esto es la ostia, me e visto en el espejo y no reconozco el careto que veo, quien cojones soy. He alcanzado un nivel distinto de conciencia, mis sentidos no perciben la realidad de la forma habitual, esto es muy raro, todo es muy efímero. Estoy percibiendo mi forma habitual de ser, el conocimiento que tengo de la realidad y el como juzgo y vivo esa realidad, alcanzando un escalón por encima, sintiendo como pasan los pensamientos anclados en la realidad cotidiana. ¡Joder! Valla un pelotazo, esto hay que sentirlo para saber que nada es lo que parece, los sentidos nos engañan, nos hacen juzgar precipitadamente un mundo que en realidad desconocemos. Un conocimiento sobre el mundo, como diría Kant (fuera de contexto) “los objetos se conforman a nuestro conocimiento”. Así es, esta realidad, este mundo exterior, es una obra de teatro y los actores son nuestros sentidos. El entendimiento de esa realidad exterior, construye los cimientos, de nuestro mundo interior. ¿QuE es La ReaLidad? ¿Qué Parte de mi es fidedigna?

 

Duelo invisible

En el lugar de combate, pelean desde tiempos arcanos, el ser vestido de blanco y el ser que viste de negro, ambos, no han cesado de luchar. Esta guerra entre el sentido y la destrucción, desde hace un tiempo atrás, está fluyendo por las venas de mi corazón. La temperatura de la sangre sobrepasa el calor del magma, erupción provocada por la ira que martillea mi vida, por los efectos de la alergia social. Lobo estepario como diría Herman Hess, lobo solo de noche, de día, un borrego mas. Desde el cosmos de mi introspección, el vacío tan abrumador hace difícil la ardua tarea existencial de ver la blanca luz. Una luz que arroje respuestas, verdades, conocimiento, sobre todo, paz, en estos tiempos que ruedo y ruedo por el destino sin saber donde termina este camino. El arte de escribir, el acto creativo del ingenio o la razón o el entendimiento de mi pluma de tinta vital y existencial, marca el ritmo de jazz que bailan estas letras, este alimento espiritual de dulce sabor, puede pagar la redención de este cautivo de las circunstancias. Encarcelado a priori por su paralogismo, sentenciado a priori por su visión subjetiva. Con esta dosis, por ahora, dejo sedado a mi ego que me tortura con su presencia y, satisfecho, al ser que viste de negro.

La perra Fortuna

El piso de Jhon es muy pequeño, pero para vivir ahí dentro, con los metros que dispone para su perra Fortuna y él, es suficiente. En cualquier lado donde mires, dentro de su piso, encontraras desorden, libros en el lavabo, ropa fuera del armario tirada en el suelo, la cocina hecha una mierda y un largo etc. El esta desengañado por circunstancias de la vida, antes alimentaba sus inquietudes, tanto intelectuales como su curiosidad con la vida o las relaciones entre personas. Ahora, encerrado en su piso, nadie llama a la puerta de su casa. Las únicas relaciones que quiere conservar son abstractas, pensamientos de escritores o su propia vida interna, salvo el sentimiento de compañerismo con su perra Fortuna. A menudo, él se ríe con el significado del nombre de su perra. En su vida le ha estado acechando en la sombra, conspirando contra él, un juez que le había sentenciado a un reino incorpóreo caótico, fruto inconsciente del karma. La vida práctica, donde Jhon se expande, se podría comparar con un paisaje árido y fanganoso. En su mundo interno, Jhon, lucha para no morir de realidades, creando un velo sentimental romántico o ideal sobre la vida. Existe una distancia que ni todos los mares del planeta juntos, podrían servir como instrumento de medida, para medir los metros de fango en su vida real. Nunca se imaginó que las cosas serían así o no sabia que su vida actual era consecuencia de su forma de vivir. En muchos aspectos, Jhon, vive asfixiado por cuatro paredes que no son las de su piso, son las cuatro paredes de las personas de su entorno, de su mentalidad, de las cuatro palabras que conocen o las cuatro paredes de su trabajo de ocho horas al día. Es irónico, cuando Jhon llama a su perra Fortuna, ella viene corriendo goteando babas por la boca, y mientras, se ríe burlona y disimuladamente, la fortuna que nunca le llama.            

El taller

El batallón de palabras emanadas de mi mente, no pasan de ese muro que marca la monotonía de vivir enfocado en una realidad, inerte. La guerra de escribir algo inspirador, heridas sin cicatrizar, recuerdos arcanos, cuervos que revolotean buscando vida, poner una huella en un cuerpo de poema. No puedo hacer que las palabras fluyan espontáneamente, sacadas de la esencia del alma caída del cielo, quiero hacerlo y no puedo. Quizá no sea este mi sino, puede que sea como el resto, jugar hasta aburrirme para luego anclarme en la cordura y la autoridad moral. Sin buscar un punto de vista propio, diferente, sin criticar las ideas que heredamos por tradición social o familiar. Es difícil parir palabras preñadas de inspiración ¿será una necesidad pasajera? Lo que si se, es que soy  adicto de esta droga escrita, aunque ya no me coloquen como antes sus caladas, me ayuda a olvidar mis demonios. Intento escribir algo en mi ordenador, llego a relatar esta estrofa sin sentido, nada de valor para mí por su efecto efímero. Infinitas barreras marcan el límite de mi subconsciente. A pesar de estas palabras sin animo poético, en el fondo hay una fuerza natural propia del hombre que llena lo vació, la voluntad.

Quimera de la libertad.

En el ámbito de la psicología, filosofía y ciencia que trata del alma, existen varios factores que influyen o condicionan a una persona subjetivamente para determinar su forma de ser. Las reflexiones que hagas por deshacerte de esas cadenas que te condicionan, son un esfuerzo constante. El pensamiento se define por lo que aprendemos mediante la lógica que nos condiciona intelectualmente. Elegimos los libros, las pinturas, la música y el cine  que nos interesa, nos identificamos con el pensamiento del autor y ese pensamiento, nos convence con razones o nos llega al corazón. Además de esta fuente que llena el pensamiento y que influye en nuestra forma de ser, la sociedad, con sus normas y costumbres nos influye en nuestro espíritu, el hombre es un animal social por naturaleza, que se relaciona con este entorno mediante el lenguaje conceptual, clasificando la realidad. El individuo, la persona independiente, se subyuga a la masa y la masa conduce al individuo en un espíritu colectivo, donde las sensaciones se intensifican, los pensamientos se retroalimentan y otorgan al alma de un poder mas elevado. Mezclando tu voluntad con las demás. La familia, define e influye nuestro ser, porque es la base de nuestra personalidad, la cualidad que nos distingue del otro, que es el estrato mas profundo de nuestro ser. ¿Qué define nuestro ser? Pues para mí, nuestros actos. El acto es la expresión del ser mas profunda y autentica, dice lo que no decimos, materializa lo inmaterial. Es el testigo inmortal de nuestro paso por la vida. Y en los actos, en nuestra forma de ser o nuestra manera de vivir, no solo hay un ser, sino infinitos seres dentro de uno mismo, a veces somos lobos, perros, leones, hienas, etc. Mi mente ha encerrado la infinidad de seres dentro de una gran prisión, con dos grandes puertas que se abren, en este chorro de palabras e ideas. Mi voz, es la voz de los que no la tienen, de los que hablan en el silencio de su ser. Voy caminando con la voluntad de encontrar aquello que define el ser. 

La realidad tiene infinitos enfoques.

No podemos vivir sin un ideal o vivir sin idealizar, la realidad quedaría muy solitaria, fría y amarga.  Los días solo son la sucesión del tiempo, arrinconados por la rutina, atrapados en cuatro paredes de las que no puedes salir y viendo como los minúsculos granos de arena del reloj del tiempo no caen. Entras en un bar, te sientas en una mesa y, empiezas a hablar pero sin decir nada, escuchas pero no oyes nada, te pides algo para beber y esperas que el brebaje mágico te transporte a otro lugar lejos del gentío. Las palabras van fluyendo como un volcán en erupción, tu alma se despierta, corre veloz entre risas y colinas de humo. Te ocultas en el taller de tu psique, pillas un papel y un mundo blanco parecido a la realidad de mucha gente, se llena de luz, palabras que forman un cuerpo inmortal. Soy buscador de algo misterioso que no encuentro en el mundo real, algo que falta. Me canso de ver gente atada, de frente a la pared, mirando las sombras, haciendo conjeturas y conformándose con esa realidad. Me considero una persona normal, con mis penas y mis alegrías, pero, buscador de la verdad. Elevamos el alma al cielo para que descanse de caminar por la tierra.

 

La ley que impone la vida.

La puerta se abre, el tren ya ha llegado. Cojo la mochila y la maleta  y me voy al vagón que señala mi billete. Entro. Hay un hueco al lado de la puerta del vagón, para dejar las cosas, hago espacio entre las otras maletas como puedo y dejo mis cosas ahí. Mi número de asiento es el 65, solo hay un asiento libre, supongo que será el mío. Cuanta gente diferente. Una pareja de ancianos, una mujer rubia con su hija pequeña, dos asiáticos y, en el asiento que hay en frente del mío, hay una señora sentada junto a la ventanilla y un árabe mirando al pasillo. Me siento y me pongo cómodo. ¿Se podrá fumar en el tren? Aquí, no se podrá, la gente me miraría jodida por el humo y el olor. ¿Donde puedo fumarme un cigarro? Bueno, da igual, luego lo soluciono. Seguro que encuentro algún lugar donde poder enchufarme un cigarro sin que me vea el revisor. Saco un libro y me pongo a leer. De repente, me doy cuenta que hay un tío con un porro en la mano, de pie, mirándome, y me dice;

 

-¿Te vienes a fumarle a esto?

- No me apetece fumar tío, estoy muy cansado. __en realidad si tengo ganas de fumar, pero no confió mucho en este tío, le falta dos dientes y los demás los tiene carbonizados.

-Venga hombre, si voy de buen rollo, ¡tu tienes pinta de fumar porros!

- Chsss! Disimula un poco mas. __su aliento hecha peste a tabaco y alcohol.

-Estamos en el ultimo vagón, por la puerta de la izquierda, hay no va nadie Además, el humo se  dispersa rápido porque se mete por una rejilla.

-¿Es que hay mas gente fumando allí? __ le pregunto interesado.

- Si, claro. Me he dado una vuelta por el tren y he rescatado a peña.

-¿Te vienes o que?- pregunta impaciente.

-Vale, nos vemos allí.

-Te esperamos allí amigo. ¡Hasta ahora!

 

Guardo mi libro en la mochila y busco mis utensilios para liarme un canuto. Cruzo por la puerta de la izquierda, paso por al siguiente vagón, hasta llegar a donde me había dicho el tío. Me quedo allí  fumando, en el vagón porrero, paso el porro para que fumen, la gente esta muy colocada, igual que yo, antes de volver a mi asiento, me fumare un cigarro. De repente, se abre la puerta del vagón. Por el espejo se ve que es un hombre de piel oscura, alto, con ropa muy rara. Joder. Es el árabe. Mete su mano en el bolsillo y se saca un cigarro del paquete. Le pide fuego al que tiene al lado pero el no tiene. Se acerca a mí y me pide fuego haciendo gestos con las manos. Parece acelerado, muy nervioso, su cara muy seria, fuma como si fuese el ultimo cigarro que se va a fumar en su vida. La gente se empieza a ir porque ya van muy colocados y, en un segundo, me veo solo con el. Todavía no he consumido el cigarro. Me quedare un rato más. Entonces, se me acerca el árabe y me dice;

 

-Espero que tengas suerte muchacho. Si yo fuese tu, me bajaba cuando pudiese. Adiós.

 

Mierda. No quiero pensar en lo peor, que este tío no lleve una maleta con explosivos, la haga estallar, suicidándose y jodiendo a todos los que viajamos en este tren. Seria una putada morir ahora. Después de todo lo vivido, todo lo que tengo, los asuntos pendientes, mis deseos, mi vida, todo se puede ir a la mierda antes de llegar a la próxima parada. Absorbido por esta hipótesis, me voy a mi asiento. Respiro profundamente, intentando que la imaginación no me ahorque y pensando, “algún día, no se cuando ni como, esto tenia que pasar, es la ley que impone la vida, tendría que haber hecho mas cosas, como…”. Pasan unos segundos y entran en el vagón, dos policías vestidos de paisano, pidiendo la documentación. Uno de los dos hombres se acerca y me pregunta;

 

-Hola.

-Hola. Perdone, ¿puede enseñarme su documento de identificación? __ pregunta el poli.

-Si, claro. ¿Ha pasado algo?

-No, estamos haciendo una revisión para asegurarnos que todo marcha bien. Si es tan amable de enseñarme su pasaporte.

 

Le enseño toda mi documentación. La revisa y ve que todo esta en regla, me devuelve mis cosas y pasa al siguiente. El árabe. El poli coge su pasaporte, lo analiza, saca un walkie-talkie y se pone a hablar. Coge del brazo al árabe y lo levanta, se lo lleva fuera del vagón. Entre el vagón siguiente y el anterior, hay un espacio pequeño, se paran ahí. Por el cristal puedo ver como se ponen a hablar enérgicamente, como si estuviesen discutiendo. El árabe, le pega un puñetazo directo a la cara, rápidamente, saca una navaja y la pega contra el cuello del poli, amenazándole. En la otra mano, tiene un aparato pequeño. Después, todo se llena de oscuridad.  

Tumbado en mi propia tumba.

Las calles llenas de luces, están iluminadas por las bombillas colocadas en los edificios, decorados con sus dibujos luminosos típicos de navidad, rodeado de gentío. La gente entrando y saliendo de una tienda a otra empujados por un obsesivo afán de compra, dándole el sentido que ellos entienden de la “feliz navidad”. Una época de recuerdos e intenciones. Andando de un lugar a otro, distrayéndome con los escaparates de las tiendas, me detengo en la esquina de una calle y, observo que dentro del callejón, parpadean las luces del cartel de un bar, he encontrado la salida a esta querida y repulsiva ilusión. Estoy agotado de ver gente y luces y regalos y falsas sonrisas  y falsos saludos y falsa navidad y, prefiero tomarme una copa en esa tasca, antes que ver mascaras en un carnaval muy bonito. El portero, trajeado con ropa cara, se queda analizándome, pone una mirada soberbia diciendo tu traje es una mierda. Miro por los cristales de la puerta, parece que el sitio esta lleno. Entonces, me acerco al portero y le digo;

 

-¡Buenas noches!

-La entrada vale cuarenta euros y puedes tomarte cinco copas.

-Vale, esta bastante lleno ¿No? – le contesto.

-Claro, en nochebuena esto siempre se llena de gente.

-Toma! - le di los cuarenta euros.

-¡Entra por aquí!- me señala la entrada y me abre la puerta.

 

La música era como pensaba, la típica que ponen en este lugar, un popurrí variado de comercialidad menos dos o tres canciones de algún grupo menos comercial. Un chorro de luces de colores se mezclan entre si dándole al lugar un ambiente fiestero. Aparto a la gente como puedo, llego a la barra y le digo a la camarera;

 

-¡Hola!

-¿Qué vas a querer?

-¿Me pones un chupito de esa botella que tienes ahí y un cubata de whisky?

-¡Si, claro! – me contesta animada.

 

Mientras espero, me quedo mirando la gente de alrededor, hay muchas tías buenas. Me quedo contemplando, mirando con curiosidad, el rostro de una chica de pelo negro, que esta a mi lado, simplemente es hermosa. Ella esta con un grupo de amigos. La camarera llega con lo que le he pedido.

 

-¡Toma! ¿Quieres algo mas?- me pregunta la camarera.

-No, gracias, de momento esto esta  bien.

 

Empiezo a cansarme de estar aquí bebiendo, me pediré mi ultimo asalto de chupito y cubata, no se cuantos llevare. Se lo pido a la camarera y cuando me los pone, cojo el cubata para darme una vuelta por la discoteca, doy un rodeo metiéndome entre la gente bailando. Pongo el cubata encima de una mesa bajita a mi lado y, cuando ya lo he dejado, veo que aquella hermosura esta enfrente mía bailando hipnotizándome. La sangre se agita, el corazón revive, mis ojos reciben el calor de su sonrisa, de su cuerpo, de su mirada, como si estuviese tumbado en la playa arropado por la arena y las olas, mirando al infinito. Contemplando una obra divina, queriendo besar la fortuna, tocarla eternamente. Preso de una cadena no puedo acariciar tu alma. Apago el fuego con mi cubata. Dejo el vaso vacío, me voy al sofá y me siento, tumbado en mi propia tumba.

Un vaso lleno de whisky.

Entro en el bar. En la esquina de la barra, sentado en un taburete, con un baso de whisky y fumándose un porro, hay un hombre que parece estar abstraído en su soledad mental. La expresión de su cara es seria y carente de esencia, como si le faltase algo. Parece preocupado. Me apetece beber, voy a pedirme una botella de whisky que inyecte buenas dosis de olvido. Aquel hombre de la barra, esta igual de solo que yo, parece que venia a lo mismo, a olvidarse del mundo. Me sentare ahí, al lado suyo.

 

Llego a la barra y le digo a la camarera.

-¡Oye! Ponme una botella de aquel whisky, por favor.

-Vale, pero ¿va a querer la botella entera?

-Si, entera.

-Vale, aquí tienes nene.

-Gracias guapa.

 

Me siento en el taburete, noto que alguien esta clavando su mirada en mi, giro levemente la cabeza hacia la derecha, es ese hombre, sus ojos están gritando, desesperados, hablar con alguien.

 

-¡Buenas amigo!, ¿Cómo te va?- me pregunta el.

-Muy bien, no puedo quejarme.- le contesto forzando la sonrisa.

- La vida a veces es muy perra ¿Verdad?

-¿Por qué lo dices?

- Quejarnos de las circunstancias que nos afectan. Buenas o malas, la mayoría de ellas, son el efecto consciente o inconsciente de nuestras intenciones, el resto, lo juzga una ley misteriosa.

-¿A que te refieres? ¿Dios o algo parecido?- le pregunto.

-Puede ser, se ha especulado mucho sobre el tema, dios, suerte o el efecto de nuestra acción.

-No se, dudo que exista dios.

-Amigo, en esta época ya nada se valora si no mira a tú alrededor y llora.

- Prefiero beber.- le conteste poniendo fin a la conversación.

 

Cojo la botella y me sirvo mi primer baso. Me lo bebo de un trago. Lleno otro y me lo bebo de otro trago. Me he bebido ya tres o cuatro seguidos. Voy a parar, noto que mi conciencia esta ya dispersa en un universo abstracto y mi vista empieza a ofuscarse. Me pregunto cuantos vasos se habrá bebido este hombre, lo observo y me veo a mi despues de haber bebido algo mas. Borracho. Sin querer nada más salvo el vaso que tengo en frente.

Daniel y su libreta.

Como todos los días, Daniel era despertado por el vigilante, a la hora de siempre, y como todos los días, lo primero que hacia al levantarse era abrir y mirar por la pequeña ventana, aquel original paisaje. Necesitaba ver una señal de esperanza. Estuvo largo rato inspirando aire puro y limpio del exterior, recordando tiempos mejores, miró a su alrededor y se preguntó;                                    

 

 ¿Por qué?

 

El olor de aquel sitio emanaba fragancias de sudor y testosterona, la pintura gris que rodeaba el dormitorio le daba un toque frío y superficial. Cogió su libreta y su lápiz. En la prisión donde el se encontraba no estaba permitido tener ningún objeto personal, nada que pudiera esbozar en su cara un intento de sonrisa. Hace tiempo, su novia la visitó y, le dijo:

 

 “¡Daniel! Te doy esto para que escribas lo que piensas aquí dentro, tienes que sacar esa agresividad que tienes y tanta mierda que has vivido”, se lo dio sin que ningún vigilante pudiera percatarse del trapicheo.

 

Entonces, aquel día, Daniel, decidió empezar a llenarlo de su mierda, cogió la libreta y el lápiz y se dijo a si mismo;

 

“Bueno, ahora ya tengo mis herramientas, así que voy a escribir algo”.

 

Dejó pasar los minutos esperando un susurro de inspiración, sin prisa, le quedaban veinte años para ser libre, tenía mucho tiempo y solo esa motivación en la vida. Aquel folio en blanco era para el como cruzar un desierto sin poder beber agua,  pensó;

 

 “¿Qué puede escribir una persona que vive en una cárcel? Todo lo bello que quiera escribir, sobre la vida, va a ser una mascara de la realidad en la que vivo, tendría que pintar con sangre en las paredes y que pudieran ver en letras grandes y claras;

DOLOR y ODIO”.  

 

Escondió su libreta y el lápiz, inmóvil, junto a la ventana, se quedó observando los largos campos verdes con las montañas y los pájaros volando, todo aquello le parecía un regalo para el alma, lo triste era que en su libreta, no había ninguna página con aquella esencia, no había podido escribir durante todo el tiempo que vivía allí, algo con esencia.

 

La libreta estaba y seguiría, mientras el estuviese ahí dentro, en BLANCO.

Letras con sangre.

¿Quién soy cuando salgo a la calle? Soy un chico tímido, callado e introvertido que busca evasión en cada calada de un porro y en cada bebida un escape. Si es cierto que la bebida da poder para decir lo que quieras sin censura, pero, después de sus efectos sigues siendo el que eres y tienes que enfrentarte a la realidad. La realidad es absurda, provocadora, cruel, y a veces un regalo o una diversión, si la disfrutas tú solo es una amargura, si no puedes disfrutarla con otros una tortura, y si llegas a tomártela con poco sentido del humor tienes una crisis existencial. Las drogas están para olvidar, además de encontrar conocimiento o experiencias nuevas, para dejar de lado a la conciencia y apaciguar el dolor. Cuando uno esta en el fondo de su propio pozo, se siente como un niño que no puede subir hasta arriba, lo mas odioso es esperar hasta crecer. Eterno retorno, como decía Azorín o Nietszche, vivir es volver a ver pasar las mismas sensaciones, cada vez distintas, como las nubes que siempre son las mismas pero de distinta forma. Mi arma, palabras con filo de acero que atraviesa la piel escamosa de los dragones que nos protegen, guardando nuestro indigente corazón. Llenan de sentido nuestra soledad, empañan el alma blanca del vacío. ¿Tan difícil es llegar a ser uno mismo? La paz es una meta que se gana con el tiempo, dejando que las cosas sigan el curso que marca el ritmo de nuestros pasos, como la lluvia que empieza furiosa, impetuosa y agitada, terminando en el goteo suave de un grifo semiabierto. Así uso yo las palabras, para llenar la sensación de vacío, no concibo otra manera, podría usarlas para manipular, para desmoralizar, competir, dañar o alegrar a otros.  

Furia enlatada.

Estoy cabreado con la vida, la juzgo, y me dan ganas de quemarla. Me pesan las cadenas oxidadas de penas, los demonios vuelan alrededor de mi moral y los ángeles empiezan a volar a un cielo oscuro. Mi corazón se esconde en las calles, se escapa de las miradas, mi alma huye del tiempo, huye del destino, y no esta donde tiene que estar. Mi voz es el silencio que esconde la llamada de la redención. Soy un rebelde sin causa que lucha por tener su propia causa, dudo de que los demás puedan aportar algo a mi verdad, cada palabra que oigo de mi es un puñal que se clava  en mi. Pero todo esto va a cambiar si es que algún día no ha parado de cambiar, ya llevo tiempo andando y todavía me falta recorrido. Todavía estoy lejos de la luz, fuera del mundo, un fantasma entre los vivos. A veces gano y a veces pierdo, pero, cuando pierdo mi corazón se rompe y cuando gano mi corazón se aferra al triunfo. Prisionero de mi propia cárcel, no encuentro la salida, se que el tiempo derriba cualquier muro y así podré disfrutar de los placeres de la vida.

Maestro de escuela.

El articulo publicado “Llegar a ser…” es un fragmento que leí hace tiempo de un  libro de Herman Hess. Este autor para mi es un maestro y un guía en el sendero. Gano el premio Nobel de literatura en 1946. De joven, Herman Hess, viajo por Italia y por la India acompañado por su padre y su abuelo, esta etapa de su vida forjo un sello que destaca en la temática de sus obras. Los siguientes años fueron más conflictivos: con quince años, en 1892, intentó suicidarse, quedando tras esto a cargo de un teólogo y pasando posteriormente por una institución de salud mental y otra "para jóvenes problemáticos". Cumplió su educación básica en 1893, pasando a intentar aprender el oficio de librero, luego el de mecánico relojero, y finalmente, otra vez, el de librero.

Para aquellos que quieran saber mas de este hombre, recomiendo que lean su biografía, pero, recomiendo con mayor importancia que lean sus libros, los cuales, a mi, me sirven y me servirán.

 

Llegar a ser...

Los poetas, cuando escriben novelas, acostumbran a actuar como si fueran Dios y pudieran dominar totalmente cualquier historia humana, comprendiéndola y exponiéndola como si Dios se la contase a si mismo, sin velos, esencial en todo momento. Yo no soy capaz de hacerlo, como tampoco los poetas lo son. Sin embargo, mi historia me importa mas que a cualquier poeta la suya, pues es la mía propia, y además es la historia de un hombre: no la de un ser inventado, posible, ideal o no existente, sino la de un hombre real, único y vivo. Lo que esto significa, un ser vivo, se sabe hoy menos que nunca, y por eso se destruye a montones de seres humanos, cada uno de los cuales es una creación valiosa y única de la naturaleza. Si no fuéramos algo mas que seres únicos, seria fácil hacernos desaparecer del mundo con una bala de fusil, y entonces no tendría sentido contar historias. Pero cada hombre no es solamente el; también es el punto único y especial, en todo caso importante y curioso, donde, una vez y nunca mas, se cruzan los fenómenos del mundo de una manera singular. Por eso la historia de cada hombre, mientras viva y cumpla la voluntad de la naturaleza, es admirable y digna de toda atención. En cada uno se ha encarnado el espíritu, en cada uno sufre la criatura, en cada uno es crucificado un salvador. Pocos saben hoy que es el hombre. Muchos lo presienten y por ello mueren mas tranquilos, como yo moriré cuando haya terminado de escribir esta historia. No puedo adjudicarme el titulo de sabio. He sido un hombre que busca, y aun lo sigo siendo; pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que comienzo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre. Mi historia tiene un sabor a disparate y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a si mismos. La vida de cada hombre es un camino hacia si mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser el mismo por completo; sin embargo, cada cual aspira a llegar, los unos a ciegas, los otros con más luz, cada cual como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, los restos de su nacimiento, viscosidades y cáscaras de un mundo primario. Unos no llegan nunca a ser hombres; se quedan en rana, lagartija o mandril. Pero todos son una proyección de la naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos en común nuestros orígenes, nuestras madres; todos procedemos del mismo abismo; pero cada uno tiende a su propia meta, como un intento y una proyección desde las profundidades. Podemos entendernos los unos a los otros; pero interpretar es algo que solo puede hacer cada uno consigo mismo.

Bienvenido a la jungla.

Hace tiempo, al empezar el instituto, era una persona más vitalista y menos reflexiva o desmoralizada, dentro del contexto estudiantil me he cargado de vicios que intentan llegar a virtudes, pagando y perdonándome los tropiezos en el camino. Todas estas palabras surgen de la represión o complejos que me e impuesto debido a la circunstancia hostil en la que vivo, un frente psicológico, una lucha constante dentro de la convivencia interna y externa. Para  remediar los errores empecé a analizarme conducido por la lectura y la escritura, mis mejores maestros no han sido profesores de instituto sino que han sido los libros que he elegido o que me he encontrado. Filosofías, novelas, guías espirituales, pensadores cultos, poetas, música, todo este tipo de pedanterías han forjado mi personalidad durante estos últimos años.  Conócete a ti mismo y conocerás al ser humano. Para resumir brevemente, yo he repetido todos los cursos en el instituto de momento, pero, la primera vez que repetí no sentí ningún tipo de  frustración, con el paso del tiempo empecé a ver la ignorancia que tengo y que nunca se acaba y, esta misma (la ignorancia) me empujo a buscar la sabiduría. Entonces, empecé a tener la necesidad de aprender mas de lo que podría aprender del instituto y de la gente que allí conocía. Salgo perdiendo cuando le  guardo rencor a la vida porque el rencor solo te convierte en esclavo de  la ira y de la venganza, causando un proceso de autodestrucción. Parece que la vida tiene momentos que sabes que dejaran huella en tu memoria y otros que simplemente olvidaras.  Cuando estoy en la calle me gusta ser una persona fría y pensadora, ocultar la espontaneidad de mi carácter por un rol diferente, un trato más sociable. Cuando cae la noche, se huele a yerba y el cansancio derriba el muro que protege mis secretos, camino en la abstracción infinita y ya no estoy en los pasillos que limitan mi senda. Aquí escribo lo que pienso y pienso lo que escribo y me veo a mi, fuera de este folio en blanco, no se como moverme porque aquí creo lo que escribo y puedo predecir que pasara detrás de cada palabra, pero, fuera de esta abstracción yo solo soy un jugador mas que se sorprende de lo desconocido y que lucha por la supervivencia.   

El instante es una incitacion a la vida.

Hace tiempo, gracias a las horas en silencio, quizás pude ver que tenía un camino mas profundo alejado de la realidad y de la sociedad. Y por eso decidí encerrarme en mi mismo y buscar mis propias respuestas. Durante mucho tiempo he estado encerrado en mi individual e independiente realidad, en mis pensamientos, en mis sentimientos, en mí. Se pueden elegir dos caminos; exteriorizar ideas guiadas por la lógica o la razón con las demás personas (ser más sociable) dentro del marco de la comunicación y, otro es el camino que pueda llevar alguien ascético, introspectivo o abstracto, más cercano a la fe que a lo racional. Decidí seguir ese camino (mas fe y menos razonamientos) porque lo demás no valía ni una mierda y no tenia importancia, yo elegí darle sentido a tanto vacío. Buscar el sentido de la vida, el día a día, ¿Qué es lo que nos mueve a vivir? ¿Por qué razón vivimos? ¿Por qué el por que? Dudas que acechan en cada esquina cuando todo son calles vacías.  Muchas preguntas que al final no tengo respuesta, aunque, desde tiempos clásicos, filósofos antiguos y contemporáneos, han dado respuestas a estas preguntas, no son respuestas eternas, ni absolutas porque durante la historia ha existido personas que se replantean las respuestas de los antiguos para darle un nuevo significado, mas actual y con sentido propio para cada época y para cada forma distinta de ver el mundo a lo largo de la historia. Si tuviera que poner en este artículo el sentido de la vida, una tarea tan misteriosa e inalcanzable hasta los ochenta años de edad, en algunos casos, no sabría ni pretendería explicarlo con palabras, pero, si que pondré un boceto actual. Creo en esto, en que nací en este mundo llamado planeta tierra (evidentemente si no quien cojones escribiría esto) para recibir una educación y poder vivir independientemente con trabajo, divertirme, enamorarme, sufrir, odiar,  tener hijos o no, posesiones y después de haber vivido todo esto y seguramente haberlo escrito para pasado un tiempo recordarlo, llegara un día que no se cual va a ser y, moriré. Hay que vivir sin demasiado apego ni demasiada aversión. Este es mi dogma.