La perra Fortuna
El piso de Jhon es muy pequeño, pero para vivir ahí dentro, con los metros que dispone para su perra Fortuna y él, es suficiente. En cualquier lado donde mires, dentro de su piso, encontraras desorden, libros en el lavabo, ropa fuera del armario tirada en el suelo, la cocina hecha una mierda y un largo etc. El esta desengañado por circunstancias de la vida, antes alimentaba sus inquietudes, tanto intelectuales como su curiosidad con la vida o las relaciones entre personas. Ahora, encerrado en su piso, nadie llama a la puerta de su casa. Las únicas relaciones que quiere conservar son abstractas, pensamientos de escritores o su propia vida interna, salvo el sentimiento de compañerismo con su perra Fortuna. A menudo, él se ríe con el significado del nombre de su perra. En su vida le ha estado acechando en la sombra, conspirando contra él, un juez que le había sentenciado a un reino incorpóreo caótico, fruto inconsciente del karma. La vida práctica, donde Jhon se expande, se podría comparar con un paisaje árido y fanganoso. En su mundo interno, Jhon, lucha para no morir de realidades, creando un velo sentimental romántico o ideal sobre la vida. Existe una distancia que ni todos los mares del planeta juntos, podrían servir como instrumento de medida, para medir los metros de fango en su vida real. Nunca se imaginó que las cosas serían así o no sabia que su vida actual era consecuencia de su forma de vivir. En muchos aspectos, Jhon, vive asfixiado por cuatro paredes que no son las de su piso, son las cuatro paredes de las personas de su entorno, de su mentalidad, de las cuatro palabras que conocen o las cuatro paredes de su trabajo de ocho horas al día. Es irónico, cuando Jhon llama a su perra Fortuna, ella viene corriendo goteando babas por la boca, y mientras, se ríe burlona y disimuladamente, la fortuna que nunca le llama.
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